El entrenador como guía en el desarrollo del futbolista

Tener un modelo motivacional es fundamental para la motivación en fútbol y el entrenador lo tiene que saber manejar

Este modelo especialmente significativo para el coaching (artículo sobre coaching), fue desarrollado por Prochaska y sus colaboradores en la década de 1980.

El modelo motivacional de cambio sugiere que los individuos pasan por cuatro fases en el proceso de cambio, cada una de las cuales requiere un determinado período de tiempo y un conjunto de tareas que hay que dominar antes de poder acceder a la siguiente fase.

Según este enfoque, los futbolistas se hallan siempre en una de las cuatro fases de madurez para el cambio, y se pueden emplear estrategias específicas para equilibrar su estado de madurez. Una de nuestras misiones como entrenadores es entender las necesidades de cambio y madurez de nuestros futbolistas.

Mantenerlos motivados a superarse a si mismos favorecerá el rendimiento individual que por consiguiente, incrementará el rendimiento del grupo. El futbolistas sentirá que crece en el grupo y probablemente la retención de talentos en el equipo será mayor.

Un claro ejemplo de esto es que Griezmann se ha quedado varias temporadas en el atlético de Madrid teniendo la mayor culpa de ello el Cholo Simeone, un claro ejemplo de líder (artículo sobre liderazgo). No es la primera vez en la que Griezmann hace declaraciones como estás “ Me hizo crecer a nivel personal y profesional, estoy encantado con el, le debo mucho, lo sé. “

A continuación, analizaremos algunas instrucciones que debe tener en cuenta el entrenador al usar este modelo, para entablar una relación de trabajo con los futbolistas en las cuatro fases del cambio personal y/o profesional.

Primera fase: precontemplación

Aspectos que el entrenador debe tener en cuenta:

  • Es probable que el futbolista haya sido referido por el staff y que no sea consciente de la existencia de un problema.
  • Es posible que eche la culpa a los demás.
  • El futbolista muestra rechazo a la idea de que necesita cambiar.

Funciones del entrenador:

  • Entablar una relación interpersonal con el futbolista.
  • Intentar no presionar al futbolista.

Segunda fase: contemplación

Aspectos que el entrenador debe tener en cuenta que el futbolistas:

  • Acepta la existencia de un problema.
  • Minimiza o niega la gravedad del problema.
  • Se muestra reticente a un cambio.

Funciones del entrenador:

  • Animar al futbolista a realizar un análisis de la insistencia en aferrarse a los antiguos comportamientos.
  • Discutir las consecuencias de la perseverancia del futbolista en el mantenimiento de los comportamientos actuales.

Tercera fase: acción

Aspectos que el entrenador debe tener en cuenta, en los que el futbolista:

  •  Ha decidido que hay que introducir cambios.
  • Se compromete con el entrenador
  • Está preparado para entrar en acción.

Funciones del entrenador:

  • Examinar los valores y finalidades.
  • Establecer objetivos, obstáculos y soluciones.
  • Desarrollar estrategias y planes de acción, determinando los métodos de evaluación.

Cuarta fase: mantenimiento

Aspectos que el entrenador debe tener en cuenta

  • El futbolista necesitará apoyo para mantener los cambios.

La función del entrenador consistirá en

  • Hacer un seguimiento al jugador y mantenerse cerca.
  • Sugerir tareas y ejercicios continuados.
  • Revisar y ayudar a superar los posibles obstáculos en el mantenimiento de los nuevos comportamientos o roles que se quiera establecer el futbolista.

Establecimiento de objetivos como forma de impulso a la acción 

Una gran mayoría de los futbolistas se limitan a responder a los hechos y demandas de su día a día. No obstante, la eficacia y la satisfacción pasan por el establecimiento de unos objetivos y metas personales, un propósito en la vida personal y en la carrera profesional que les motive. En efecto, una de las causas más frecuentes del fracaso o la infelicidad del ser humano es la falta de una meta o aspiración en la vida.

Sin embargo, no es suficiente con tener sueños y esperanzas. Estos deseos no son objetivos, no motivan ni dirigen su conducta. Los objetivos deben concretar de forma específica lo que el jugador quiere conseguir y deben hacer que se comprometan con los fines y resultados colectivos deseados.

Este compromiso para alcanzar los propios objetivos va a hacer que tengan una mayor facilidad para hacer las cosas que no les agradan pero que pueden reportar un beneficio al colectivo , que pueden ayudar al equipo a conseguir las metas propuestas.

Fuente:

Master en Coaching y PNL. Euroinnova Business School, 2017

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